
El mejor momento del Sevilla este año lo vivimos el 14 de mayo en Turín. Final de la Europa League frente a un Benfica que venía de eliminar al principal candidato al título, la Juventus. Era un rival muy complicado que tenía jugadores con calidad como Rodrigo, Garay u Oblak. El partido en general fue un partido muy táctico en la que las defensas de uno y otro equipo fueron claramente superiores a los atacantes. Hubo ocasiones para evitar la prórroga por parte de los dos equipos, pero si no la desbarataban los defensas, se encargaban de hacerlo Beto u Oblak, que también hicieron un gran partido. Fue un partido con escasos errores por parte de los dos equipos que estaban muy seguros atrás, por lo que al final de los 90 minutos, el marcador era de 0-0. En la prórroga, Carlos Bacca tuvo una clarísima ocasión para adelantar al Sevilla tras un espectacular pase de Rakitic, pero remató fuera de la portería de Oblak. En esta prórroga, entró Gameiro por Marko Marin (quien había entrado anteriormente por Reyes), ya que el alemán no aportó nada al ataque sevillista. Llegó la hora de los penaltis, una vez más, como en el partido frente al Betis o en Glasgow hace 7 años. Pero una vez más, el Sevilla demostró que los penaltis no son una lotería. Los primeros lanzamientos batieron a los dos metas. Sin embargo, el segundo lanzamiento para los portugueses, por parte de Cardozo, fue bloqueado por Beto y M'Bia nos daba la primera ventaja en la tanda de penaltis marcando el suyo. El tercer penalti también se lo detuvo Beto a Rodrigo y Coke ampliaba la ventaja. Luisao marcó el cuarto lanzamiento, pero si metía Kevin Gameiro, el Sevilla ganaría su tercera copa de la UEFA. Con un disparo "fuerte y al lado natural", al igual que todos sus compañeros, Gameiro batió a Oblak y mandó la copa a nuestras vitrinas.
Por la noche, fiesta en Puerta de Jerez que se continuó hasta el día siguiente con la llegada de los jugadores. La copa se paseó por el centro de Sevilla y por el Guadalquivir, pasando por las manos de todos los jugadores hasta que llegó en helicóptero, con Rakitic y Pepe Castro, al Pizjuán. Allí, el Arrebato cantó su himno, se recreó el gol de M'Bia contra el Valencia... Una verdadera fiesta en la que se pudo ver la importancia de jugadores como Coke dentro del vestuario.
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